El colegio Alberto Monti de la ciudad de Santa Fe se convirtió en la primera institución escolar de Argentina en generar un activo económico a partir del ahorro de su huella de carbono. A través de la propuesta, denominada “Bono Amparo”, los estudiantes de 3° año calcularon cuántas emisiones de dióxido de carbono generan sus prácticas cotidianas y se comprometieron a reducir ese registro. Por esa disminución, la institución educativa creó un bono auditado por la provincia de Santa Fe que pueden vender a empresas de la zona, que compensan así sus propias emisiones de carbono.
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